Church of Euthanasia

The One Commandment:
"Thou shalt not procreate"

The Four Pillars:
suicide · abortion
cannibalism · sodomy

Human Population:
SAVE THE PLANET
KILL YOURSELF




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Chris Korda y la Iglesia de la Eutanasia: save the planet, kill yourself

Posted 22/11/2013 by Jark Prongo in Especiales

“I think the next step from laughter is understanding the truth, so I would devote some energy to someone like that. I would laugh with them for a while and then I would really slap them in the face with a big fish.”

En el extracto que abre el artículo, sacado de una entrevista a Chris Korda en 1995, queda claro cuál es el objetivo del genial artista, la herramienta que usa para ello y el precedente en el que se inspira. Quiere iluminar -o, en su defecto, ayudar a descubrir la verdad-, y para ello usará el humor a la manera de los Monty Python en su serie Flying Circus, de forma subversiva. De ahí la mención al bofetón en la cara con un pescao, famoso sketch de los británicos donde existe consenso interno entre ellos por considerarlo unánimemente lo más chorra que jamás llegaron a grabar. Aquel Fish Slapping Dance de los Monty Python deviene en The Antihumanism Dance con las maniobras de propaganda de Chris Korda, un genio absoluto que se nutre de infinidad de movimientos anteriores –especialmente el dadaísmo y el situacionismo- para inocular mensajes muy concretos a través de su música, consciente de que es un canal perfectamente válido para tal menester.

Chris Korda, así escrutado de arriba abajo con la mirada, puede parecer cualquier cosa menos un hombre cabal. En ese primer formarse una opinión de él veríamos a un hombre torpemente travestido con un principio de anorexia portando alguna de sus pancartas… eeeeh… vamos a llamarlas “difíciles”, tanto por el fondo como por la forma de los slogans. Un señor disfrazado de mujer con un cartelazo de “cómete un feto” o “salva el mundo, suicídate” a nosotros nos parece muy bonito y merecedor de un Nobel o un TP de Oro, pero dudamos que todo el mundo sea de la misma opinión. Eso es Chris Korda cuando hace proselitismo de su Iglesia de la Eutanasia, o mejor dicho, cuando lo hacía, que lleva del orden de diez años sin realizar conciertos ni performances de esa índole, si bien se ha abierto un blog hace un par de veranos y retoma su anti-humanismo humanista desde el perfil teórico y obsesivo, ya que, a la manera de otro grandísimo outsider nacional (El Zurdo), busca alusiones a su persona e Iglesia de forma permanente para dar la respuesta que nadie le ha pedido en el blog antes mentado. Igual al final sí que se ha quedado un poco tronado el buen hombre.

Obviamente dejar pasar por alto la brillantez conceptual de La Iglesia de la Eutanasia y su glorioso desarrollo vía derivas por lanzarnos a lo loco a hablar de la música sería un error, ya que ni permite ver de dónde salen las canciones que sacó Chris Korda ni enumeraríamos unos cuantos momentos épicos en el día a día de este inteligentísimo agitador, así que vamos a ello.

LA IGLESIA DE LA EUTANASIA

El culto que fundó el amigo Korda es brillante a muchos niveles. En esencia se sostiene en una única premisa enunciada con un contundente “no procrearás”, que a su vez se edifica sobre estos cuatro pilares: suicidio, aborto, canibalismo y sodomía. La membresía oficial vitalicia se adquiría por el módico precio de diez dólares, y al ser una organización sin ánimo de lucro se admitían donaciones, las cuales suponían poder desgravar impuestos. En esencia eso es todo, aunque lo bonito del asunto fueron otros pequeños detalles:

-fue el primer culto sin templo, con sede digital en Internet, desde donde se distribuían los sermones aka comunicados. Esto parece una chorrada pero claro, se te tiene que ocurrir.

-las acciones de la Iglesia no eran romerías ni procesiones ni mierdas del palo, sino performances loquísimas donde se personaba Chris Korda (acompañado de sus cardenales y pastores) en cualquier manifestación pro-vida con su parafernalia propagandística y dejaban a todos con la cabeza haciendo el pino-puente. Poneos en la piel de una anciana antiabortista que ve a cuatro dementes con pancartones, uno de ellos disfrazado de mujer, para comprender la magnitud de estos genios de la agitación. Que es que además en Texas iban con cucadas tipo “los fetos no son personas, ni siquiera pollos, ¿a quién le importan?”, y eso es arriesgado, vaya. Que allí la tenencia de armas es legítima.

-los santos eran bastante distintos a los que hay en otros cultos. Así, San Jack Kevorkiam gozó de tal distinción por practicar la eutanasia sobre 130 pacientes, mientras que Santa Margaret Sanger obtuvo su beatificación por ser pionera de la planificación familiar y una firme defensora de la eugenesia.

-al igual que todo culto a día de hoy, no se quedaron sólo en lo concerniente al ministerio de la fé, sino que se inmiscuyeron en política. Así, en 1995 y con la ayuda de Lydia Eccles, consiguieron crear una campaña llamada Unabomber Presidente que les dio cierta repercusión. Theodore Kaczynski es alguien muy querido y admirado en la Iglesia de la Eutanasia, ya que sus preceptos coinciden en un amplio porcentaje con los del culto, aunque admiten que el buenazo de Unabomber no jugó demasiado bien la difusión que los medios hicieron de él y sus mensajes.

-las apariciones en prensa y TV siempre eran bienvenidas, aunque fuesen para hablar mal de ellos o mofarse directamente. Su máximo hito en este aspecto fue comparecer en el Talk Show El Show de Jerry Springer, en un especial sobre sectas y cultos suicidas. Allí mezclaron a Chris con una suerte de bufones a cada cual más pintoresco, señor disfrazado incluido. Al final Jerry soltó una homilía muy Gabilondo -o cualquier otro busto parlante televisivo, tanto da- con reflexiones de perogrullo sobre el peligro de estos cultos y la estrecha línea que separa un credo de una secta, algo muy Pilar Salarrullana, cuando el único peligro era en esencia ese, escuchar esa retahíla de necedades obviando la responsabilidad de hablar para millones de espectadores tergiversando y condicionando su opinión. Ahí Chris Korda subvirtió todo, convirtiendo a Jerry en el líder de un culto televisivo con cuatro cositas de nada que hizo durante su intervención. Genio.

-en la Iglesia se daban consejos para llevar a buen término el bonito y necesario arte del suicidio, algo que les granjeó no pocos problemas y algún que otro susto judicial, amén de más publicidad. Esto se zanjó retirando todo y enlazando a dominios externos.

El culto tiene su poso teórico en el anti-humanismo y ciertos postulados Malthusianos, en realidad no era nada nuevo en su fondo. Ahora bien, la manera de difundir los mensajes, por lo general poco o nada agradables de oír para el ciudadano medio, ya era otra cosa. Nunca se termina de saber si Chris va en serio o es un trolleo mayúsculo con otro fin, quizá el conseguir que la gente piense, a la manera de un Bill Hicks radicalizado y performer o un Jonathan Swift con un sentido del humor todavía más negro. Para lo primero queda el sustento -fundamentado en datos- que maneja en todo momento la Iglesia de la Eutanasia, cifras que, si se dan por ciertas, hacen que todo lo que digan en sus panfletos se lea con atención; lo segundo es indisociable de toda acción o palabra de lo que diga y exprese Chris Korda, un poco por lo que decíamos en el primer párrafo tras su cita y un mucho porque el hijo de puta es resalao y le salen de natural unas ironías descacharrantes. Así, por ejemplo, recordamos una entrevista donde el clásico periodista que iba de incisivo (un Jordi Évole de la vida, vamos, lo que viene siendo un gilipollas de siempre) cuestionaba el bastión de la sodomía dentro del papel que jugaba en la Iglesia de la Eutanasia y Chris, sin inmutarse y con retranca, le respondía que no sabía de nadie que se hubiese quedado preñado tras haberle dado por culo quien fuera.

En cuanto a cómo jugaba su presencia en los medios, quizá es ahí donde se veía el nivelazo de Chris. Tenía que estar siempre ágil, ya que el andamiaje discursivo de la Iglesia tiene no pocas incoherencias y flecos de difícil argumentación consistente. Y pese a ello era imposible pillarle en un renuncio al tío, señora, travelo o lo que sea. La gente nunca le planteaba que su anti-humanismo era humanista, que habría sido lo bonito, ver cómo justificaba aquello, si no que iban directamente a lo fácil, al hecho de que si su slogan principal era “save the planet, kill yourself” cómo es que seguía vivo sin cumplir con este precepto, él que era el líder. Pues siempre salía indemne en términos dialécticos y contra-argumentativos, a veces de forma más concreta y otras igual con un exceso de circunloquios, pero con respuestas irrefutables hasta por Gustavo Bueno. Y eso, coleguis, es bien difícil.

El otro descubrimiento esencial fue usar la música popular como canal para inocular sus teorías, slogans e ideas, concretamente a través de la la electrónica de baile. Pero separemos su música en dos tipos:

LOS DISCOS DIFÍCILES

Chris Korda tuvo una educación musical exquisita, procurada gracias a que su padre era editor de Simon & Schuster y le crió a todo lujo. Tras hacer varias movidas de diversa índole durante los ochenta -de las que no existe posibilidad de escucharlas- e interesado en la electrónica por haberse hecho programador y desarrollador de software, debuta oficialmente en 1994 con Demons In My Head, autoeditado en su sello Kevorkian Records. Un disco difícil, ambient a la KLF solo que más raro aún. Una única pista de 44 minutazos más cerca de la música concreta que de otra cosa donde incorpora sonidos tipo una mano moviendo el agua de una bañera o la cadena de un wc siendo usada. El sobrenombre que él le pone a la pieza es “castigo industrial en D menor”, así que ya os imagináis lo fácil que resulta su escucha.

Poco después publica Planets, rescatada ahora en su web. Un drone francamente desagradable, con pitidos agudos de esos que hacen ladrar a los perros y poner denuncias a los vecinos. Quince minutos que, bueno, haced lo que queráis, pero vaya, no recomendamos que lo escuchéis.

Tarot data de la misma época de las dos anteriores. Se pone conceptual y hace una pieza de 21 loops donde cada uno va asociado a una carta del Tarot. El hijo de puta se cuida muy mucho en las explicaciones de aseverar que aunque parezca todo aleatorio no es así, aunque mejor haber dedicado ese espacio a pedir perdón por semejante mierdaza.

Y en el 2003 publica la que es la única pieza interesante de esta categoría que hemos denominado difícil por no decir puta mierda. Al Fasawz son 40 minutos de ambient fino, donde los loops funcionan simultaneándose y creando un drone bien chulo. En teoría dice que los patrones para el manejo de los loops vienen determinados por un programa que creó específicamente para al menester, aunque lo cierto es que da un poco igual la historia.

LOS DISCOS DE BAILE

Chris Korda autoedita en Kevorkian Records Save The Planet Kill Yourself para publicitar su genial slogan. Un disco muy influenciado por el sonido belga de principios de los 90 que venía sacando el sello R&S Records con gente tipo Frank De Wulf. El tema lo grabó con quien siempre le acompaña en estas cosas de la música para la pista, Kevin Roche, y la cara b era un extracto de la versión en directo de la original, que se va a los treinta minutos en ocasiones. La original es un bombazo sonoro que hace un uso sapientísimo del género en el que se mueve y el lugar donde habrá de sonar –las raves norteamericanas, recién importadas de UK- para difundir una letra donde cuestiona las mentiras de los líderes de las sociedades occidentales. A un nivel muy básico, muy Bill Hicks de nuevo, pero causando el efecto deseado, la apertura mental: en medio de una sesión te cuelan esto y el contraste entre cualquier cliché del género y ese “salva el planeta, suicídate” tan potente es de dejarte a cuadros. Que cierto es que el techno y la electrónica como herramienta difusora de mensajes lleva existiendo desde el mismo momento en que nació y que igual el colectivo Underground Resistance andaba de aquellas mucho más fino en el tema, pero es que las pretensiones son otras bien distintas en cada uno de los casos.

Al poco DJ Hell encontró el disco durante una gira en EEUU, y se pudo en contacto con Chris primero para licenciarlo y sacar una copia en su recién fundada International Deejay Gigolo Records y después para que le grabase más cosas. DJ Hell para lo raro tiene un olfato para nada mermado por la cantidad de droja que ha pasado por su pituitaria en los gtiempos de bonanza del sello, y vio que allí había genialidad y negocio a partes iguales, ya que la polémica la tenía asegurada. No tenemos muy claro si Gigolo Records, entonces un sello arriesgado y con no pocos lanzamientos antisistema (el enorme Moonraker de Foremost Poets lo licenció poco después, con una historia casi calcada a la aquí narrada), fue en sus orígenes algo tan loco por el afán polemista de DJ Hell o por simple casualidad, pero algún día habrá que limpiar esa imagen que se le cuelga al sello de frívolo e inofensivo.

En 1999 ve la luz el debut en largo de Chris Korda & The Church Of Euthanasia, titulado Six Billion Humas Can´t Be Wrong. Un disco que se iniciaba con las palabras “víctima del ocio, consumidor de entretenimiento”, casi un haiku configurado en base a extractos de La Sociedad Del Espectáculo (Guy Debord). Y así todo el rato. La segunda canción se titulaba Buy, y la tercera Buy More. Un festival de ironías, sarcasmos estratosféricos contra los medios de comunicación y colaboraciones de lujo con las Chicks On Speed en otro de sus jitazos, Fleshdance, alegato pro canibalismo que parece hecho por Tom Tom Club afiliándose al techno. La polémica, cómo no, vino con la portada original, censurada ya que esta mostraba a Chris Korda haciendo el canelo en un horno crematorio, y en Alemania está muy feo acordarse de lo que hacían ellos mismos un par de generaciones atrás. Tan feo que casi le cae un puro serio al protagonista de esta historia.

En el maxi de Sex Is Good, adelanto del disco, venía World Of Hurt, pieza electro experimental donde 24 personas decían otras tantas palabras –sacadas de un speech de Jiddu Krishnamurti, orador indio y vendedor de yonkilatas- y estas se trataban y procesaban después. Muy MEH.

En el 2002 sacaría un nuevo EP en Gigolo Records, When It Rains, con cuatro piezas muy pisteras y directas donde dos de ellas son joyas: Salt, donde hace reflexionar sobre la poca importancia que tiene la vida humana, y la que da título al artefacto, con un “cuando llueve la suciedad no se va” extrañísimo repetido en bucle con un efecto bastante bajonero. Todas formarían parte de su segundo y último LP hasta el momento, The Man Of The Future. Ahí había momentos medio downtempo medio Anne Clark (la nihilista Nothing), piezas continuistas para con el sonido de su primer material (Desire), post darwinismos muy en línea con la posición anti tecnológica de Unabomber y Charlie Brooker (la pieza que da título al disco) y una de las mayores genialidades que ha dado la música en las últimas décadas: I Like To Watch.

I Like To Watch nace tres meses después del lulazo de las torres gemelas tras un disenso entre Chris Korda y la afirmación de Karlheinz Stockhausen de que aquello fue “la mayor expresión artística jamás realizada.” Chris no le discute esto al ídolo, faltaría, pero se muestra descontento con que omita la dimensión sexual de todo aquello, en su opinión resultante de la cobertura mediática netamente pornográfica. De hecho fue el primero en referirse al suceso de esa manera, y en una entrevista explicaba todo con citas a Wilhem Reich y su teoría acerca de cómo se perpetúan las sociedades autoritarias a través de las células familiares, ya que Chris Korda siempre ha defendido, en línea con el situacionismo, que hay una irreal sensación de libertad transmitida a través del espectáculo. El caso es que el titán se cascó un temazo y un video que son un espectáculo sin igual. La canción narra una pajezote acometido durante el visionado del carromerazo de los aviones contra las torres, que se zanja con un simbólico limpiado del grumo sobre una bandera estadounidense. Once discográficas se rilaron tras darle el visto bueno inicial a la publicación del tema, siendo finalmente Null Records la única con valor para no echarse atrás, decisión que les honra. Sin este I Like To Watch no tendríamos el glorioso Twin Tower de Alma-X, ojo ahí que algunos pasajes son casi idénticos. Y el vídeo una obra maestra del montaje donde se superponen secuencias del impacto con retransmisiones deportivas, la masturbación del propio Chris Korda (nunca se llegó a operar, opta por la ambivalencia de géneros en vez de por la asunción de roles definitivos) y eyaculaciones faciales y bucales sacadas de vídeos porno, de tal manera que a un primer nivel queda esa denuncia a lo pornográfico de todo aquello mediante la yuxtaposición de imágenes, pero el subtexto no deja de ser el mensaje que trata de transmitir la Iglesia de la Eutanasia: cada eyaculación en las bocas de las felatrices -y la del propio Chris en la bandera- no dejan de ser abortos a un nivel primordial, o al menos un ceñirse a ese mandato único y principal de no procrear, ya que es sodomía en una de sus acepciones, la del sexo usado sin intenciones de concebir vida. Un vídeo que se puede descargar para aplaudirlo tres años seguidos pero que, obviamente, no se puede ver en ninguna plataforma de visionado.

Durante todo ese tiempo en Gigolo Chris Korda dio varios conciertos, incluyendo una comparecencia en el Sónar, y se hartó de cagarse en todos aquellos que le incluían en el electroclash, no porque tuviese algo contra el género ni mucho menos, sino por el hecho de que eso simplificaba su propuesta –con otras intenciones y de largo recorrido- y los periodistas musicales no paraban de cubrirse de gloria metiendo a todo Dios en el saco. En todo caso lo que deja es una trayectoria fascinante, arriesgada, conceptualmente brillante y de difícil repetición. Genio supremo y uno de los transexuales más importantes de la música junto a Wendy/Walter Carlos, además de un pionero en la libre distribución de música, pues todo lo que editaba Gigolo Records lo ponía a disposición de quien quisiera descargarlo en la web de la Iglesia de la Eutanasia.

Aquí podéis bajar todo lo que ha hecho de forma legal.

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